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Juicio por tiroteo en King Soopers de Boulder pasa al jurado

Después de los argumentos finales de ambos lados, las deliberaciones del jurado comenzaron en el juicio del tirador que mató a 10 personas en 2021.

BOULDER, Colo. — Familiares se enjugaron sus lágrimas en un tribunal del condado Boulder el viernes mientras los fiscales repasaron por última vez cada momento, cada muerte, del tiroteo en un King Soopers de Boulder.

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Ahora, después de casi tres años, el caso contra el tirador está en las manos del jurado.

Los jurados debían presentarse en el tribunal a las 8 a.m. el viernes para que tanto la defensa como los fiscales presentaran sus argumentos de cierre.

Ahman Alissa enfrenta 10 cargos de asesinato en primer grado, 38 cargos de intento de asesinato en primer grado, un cargo de agresión en primer grado, seis cargos de delito grave por posesión de un cargador de gran capacidad prohibido, y 38 agravantes de pena por delitos de violencia por el tiroteo que ocurrió en la tienda King Soopers de Boulder, ubicada en 3600 Table Mesa Drive, el 22 de marzo de 2021.

Diez personas murieron ese día: Neven Stanisic, de 23 años; Tralona Bartkowiak, de 49; Denny Stong, de 20; Teri Leiker, de 51; Suzanne Fountain, de 59; Kevin Mahoney, de 61; Lynn Murray, de 62; Jody Waters, de 65; Rikki Olds, de 25, y el agente de policía de Boulder Eric Talley, de 51. 

Los abogados defensores no disputan que el acusado, a quien se le ha diagnosticado con esquizofrenia, fue el tirador. Han argumentado que no es culpable por estar demente, alegando que no sabía la diferencia entre el bien y el mal cuando apretó el gatillo.

Los fiscales argumentaron que el tirador no estaba demente cuando baleó a 10 personas en el supermercado, sino que sus acciones fueron tomadas "después de deliberar y con intención", según el fiscal adjunto de distrito, Ken Kupfner.

"Está enfermo. 'Está enfermo' no significa 'está demente'. Enfermedad mental no significa que está demente", dijo Kupfner durante sus argumentos finales, antes de describir lo que llamó el "avance de terror del tirador de oeste a este a través del parqueadero".

Kathryn Herold, abogada de defensa, le dijo al jurado que la intención no significaba que el tirador no estuviera demente en el momento del tiroteo, argumentando que los fiscales estaba descontando la gravedad de la enfermedad mental del tirador.

Ella dijo en sus argumentos finales que la fiscalía está "tratando de asustarlos. Están tratando de evocar sus emociones, para que no vean lo que realmente está sucediendo aquí, lo que realmente sucedió ese día".

"Les han impuesto muchas emociones, les han apuntado muchas emociones", dijo Herold. "Cuando quitan esa emoción, es claro que la demencia es la única explicación para esta tragedia".

Los fiscales resaltaron el grado de la preparación del tirador, describiéndolo como "alguien que está reuniendo el arsenal necesario para el ataque ... de manera que pueda infligir el mayor daño posible", dijo Kupfner.

"Ocho vidas terminaron en 68 segundos", dijo Kupfner. "Sin preparación, planeación, práctica, ocho vidas en 68 no sucede. Estas vidas fueron tomadas tras deliberar y con intención".

No hay pruebas que indiquen a los jurados qué estaba sucediendo en el cerebro del tirador, argumentó Herold. Ella pinchó agujeros en la afirmación de los fiscales de que, como el tirador no mató a todas las personas con las que se cruzó en la tienda, sabía distinguir el bien del mal.

"Lo que hemos aprendido es que no tenemos idea de lo que estaba sucediendo en su cabeza porque estaba tan demente en ese momento, porque está dejando vivir a unas personas y matando a otras", Herold le dijo al jurado. Ella dijo que él escuchó "voces asesinas" en su cabeza, una psicosis traída por su enfermedad mental.

"Esta tragedia nació de una enfermedad, no de una elección", dijo Herold.

Los fiscales argumentaron que una serie de decisiones fueron tomadas antes del tiroteo.

"El 22 de marzo no se produjo en un vacío. Él construyó para esto, él planeó para esto", dijo Michael Dougherty, el fiscal de distrito de Boulder. 

Los fiscales argumentaron que, solo porque lo que hizo fuera una locura, no significa que el tirador estuviera legalmente demente. Hizo referencia a tiroteos anteriores.

"Hemos visto a personas alrededor del país que responden y van a lugares como Mandalay Bay en Vegas, Uvalde, Boulder. Acabemos con eso, porque a partir de ahora y [en lo que respecta a] tiroteos masivos, estamos enviando a la gente al hospital del estado porque simplemente debe ser demencia", dijo Dougherty. "Definitivamente, es una locura, pero eso no significa que alguien está legalmente demente".

"No hay palabras para describir esta tragedia", dijo Dougherty. "Hay una palabra que las pruebas exigen".

Los jurados han oído de una serie de testigos durante las últimas dos semanas, de agentes de policía de Denver que acudieron al tiroteo, sobrevivientes, psicólogos y psiquiatras forenses, a miembros de la familia del tirador.

Además, el jurado vio videos gráficos de vigilancia y de cámaras corporales de la policía. También observaron fotos de la escena del crimen.

El caso se estancó durante más de dos años después de que varios doctores reportaron que el tirador no estaba mentalmente competente para ser juzgado, lo que significa que no podía entender los procedimientos ni ayudar en su propia defensa.

Luego de recibir tratamiento y medicación, el juez falló el otoño pasado que la competencia del hombre se había restaurado.

Si el jurado lo declara culpable de cualquier cargo de asesinato, el tirador sería condenado a pasar el resto de su vida en prisión sin posibilidad de libertad condicional. Si lo declaran no culpable por razones de demencia, sería internado en una institución psiquiátrica y recibiría tratamiento hasta que consideren que ya no representa un peligro para sí mismo ni para los demás.

El jurado fue enviado a casa justo antes de las 5:30 p.m. el viernes y retomará las deliberaciones el lunes. 

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