DENVER — Los inmigrantes que llegan a Denver a menudo enfrentan pocas opciones cuando buscan reasentarse en Denver.
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Para aquellos que ingresan al sistema de refugio, muchos están recurriendo a vivir en tiendas de campaña mientras luchan por encontrar un trabajo estable. En el suroeste de Denver, un grupo de unos 20 a 30 inmigrantes ha desarrollado su propia área a la que llaman hogar.
Isidro pasó un tiempo en un albergue cercano porque venció su estadía. El domingo se vio obligado a marcharse y se incorporó al campamento sin tienda de campaña y sin dinero para comprarla.
“En este momento estoy preocupado por mi herida porque obviamente no puedo trabajar”, dijo Isidro.
Había encontrado un trabajo de techado cuando se resbaló con la pistola de clavos. Se disparó y se clavó en la muñeca. Durante su tiempo en la calle se irá recuperando hasta poder quitarse la escayola blanda para poder volver a trabajar.
“No tenemos posibilidad de por lo menos conseguir ayuda porque no tenemos cómo pagar el depósito ni cómo pagar el primer mes de alquiler”, dijo Isidro.
Habló con una organización sin fines de lucro que podría ayudarlo con algunos gastos de vivienda, pero no podía afrontar los costos necesarios para asegurarse de obtener un contrato de arrendamiento y pagarlo.
Gio ha estado viviendo en el campamento durante unas cinco semanas.
"A nadie le gusta esto, pero es la única opción por el momento", dijo Gio.
Terminó dividiendo el costo de un RV de $1,000 con un amigo para que pudieran tener algo más seguro para vivir. Le costó menos hacer eso que pagar el alquiler y el depósito de un mes.
“No es un lujo. No es que me guste, pero es lo que tengo. Por ahora, es lo que tengo”.
Ha estado encontrando trabajo, pero no le han pagado o le han pagado mal por trabajos que prometían ingresos.
“Trabajé con un chico mexicano frente al estadio de los Broncos en construcción. Trabajé un día. No me pagó”, dijo Gio. "'¿Cómo nos hace sentir? Como un latino ahogando a otro latino".
En un trabajo, trabajaba por alrededor de $8 por hora.
"Estamos en este país. Dejamos nuestro propio país para que nos estafaran", dijo Gio. "¿Qué vas a hacer al respecto? Solo tenemos que seguir avanzando".
Gio ha podido conectar su RV a la corriente para que tenga un refrigerador, un congelador y una estufa que funcionen. Compra comida a granel para todos en el campamento y luego cobra $8 por plato por comida cocinada.
Todavía es menos de lo que muchos pagarían para obtener una comida caliente. Su única otra opción sería enlatados o no perecederos. Gio dice que no obtiene ganancias y prácticamente alcanza el punto de equilibrio.
Desde que terminó su tiempo fuera del refugio, Isidro ha estado durmiendo en un área donde no le lloverá en medio de la noche.
“[Estoy] esperando, esperando para poder quitarme esto y poder trabajar”, dijo Isidro, señalando su aparato ortopédico.
Los días que pasó afuera en la calle le recuerdan los meses que pasó en el viaje.
“Ya me acostumbré porque mi viaje fue de tres meses. Viajé sin dinero”, dijo Isidro. "Entonces, todo el tiempo, nos quedábamos en una tienda de campaña".
Isidro espera estar en el campamento por lo menos un mes, si no más.
"Haré lo que tenga que hacer hasta que mi situación mejore. No siempre será así".
*Nota del editor: Todas las entrevistas para esta historia se realizaron en español y se tradujeron al inglés.
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